Todo fotógrafo medita sobre la realidad desde su particular punto de vista para luego transformarla en una visión sobre el entorno y, sobre todo, para construir una expresión válida sobre lo que considera es una idea determinante en su trabajo.
Hace unos años, la célebre Annie Leibovitz dejó de fotografiar con una cámara Hasselblad debido a que la extraordinaria precisión del equipo restaba credibilidad a las imágenes. O esa fue la forma en que concibió su necesidad de expresar algo más que una correcta captura fotográfica. Con cierta preocupación, la fotógrafa explicó que la imagen resultante era tan impecable que menoscababa ese elemento sustancial , y a menudo imperfecto , que permite definir una imagen. De manera que volvió a utilizar un equipo fotográfico de inferior calidad pero que le permitió lograr esa profundidad interpretativa que de alguna manera había perdido utilizando un equipo más preciso.
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